
Desde mi época de Spectrum hasta la de Amiga, es decir, la etapa en la que pasé más horas disfrutando videojuegos (sobre todo arcade) no había muchas otras opciones para mí, que no fuera un buen joystick de la serie QuickShot. El primero que compré con el interfaz Kempson fue el QSII+, una pequeña maravilla que me permitió controlar con precisión los heroicos sprites de pantalla, si bien es cierto, que compitió en algunos casos con el teclado del Spectrum, más intuitivo para algunos juegos (vease Knight Lore). Cuando empezó a fallar, me hice con el QSII Turbo, evolución del anterior por usar microswitches, más sensibles y precisos. Sin duda, este fue el mejor que haya tenido nunca. Pero también se terminó estropeando.

Quizá esto explica porque soy un absoluto inútil manejando un pad direccional, a lo Nintendo. No puedo.
Preparando mi Amiga-Cabinet, encontré esta reliquia en una tienda de segunda mano. No es el plus ni el turbo, pero la sensación empuñándolo es la misma.
Y lo mejor, en perfecto estado por solo 0,90€.