El T3 tiene sus limitaciones, es un gama media, pero estéticamente su delgadez y su gran pantalla lo hacen parecer Premium.
Lo peor sin duda son las preinstalaciones de software que literalmente inutilizan el teléfono, con una escasísima memoria interna libre que apenas te deja instalar 3 o 4 apps nuevas.
Estaba obsesionado con rootearlo y despertarlo del letargo. Vaciarle el estómago de apps tan insulsas como inútiles.
El rooteo fue fácil, KingRoot lo hace todo por ti, si permites enviar a sus servidores los datos de imei de tu teléfono a cambio, claro. Y ya sabes que una app que envia este dato no puede ser inocua si permanece instalada como vigilante en tu teléfono. El zorro cuidando a las gallinas, vaya.
La solución más tradicional suponía cargar el firmware anterior desde el cual sí se puede rootear, para terminar reinstalando el firmware actual, y como no, meterle una rom cocinada.
Pero en un momento de debilidad, me decidí hacer una prueba con Kingroot. Funcionó a la primera y con acceso a root instale un explorador para revisar las carpetas del sistema. ¿Cómo era posible que él solito se comiera 5 de los 8gb que lleva internos? Empecé a desinstalar toda aquella porquería, y la cosa no mejoraba. Apenas reducía espacio.
La sorpresa fue analizar las carpetas de Android y encontrar el lost+found con casi 4Gb de no se sabe qué, que por supuesto borré desde el terminal con acceso de root.
He desinstalado KingRoot, no necesito rom cocinada, tengo capacidad de sobra en la memoria interna y el teléfono va mejor que cuando lo compré.
¿Por qué los de software no se hablan con los de hardware?