Luego llegó Gyroscope, otro excelente arcade con peonza de Melbourne House. Y muchos más. Eso sí, todos originales. Al principio adquiría packs y luego al bajar a 875 ya los iba comprando uno a uno. Originales! Debía ser de los únicos, pero vivir en un pueblo en aquellos años no te dejaba mucha opción, En el cole nadie sabía lo que era un Spectrum, pero en el instituto sí conocí a un compañero al que cambiaba un original suyo por dos copias de originales míos que luego me devolvía. Al final yo me quedaba con los originales y él solo con copias, lo cierto es que visto hoy era un intercambio raro. Quizá la excusa era que la doble pletina no era lo suficientemente buena como para que mi datassette terminase tarde o temprano rechazándolos. No sé. Yo creo que en el fondo había algo de fetichismo.
Cuando vendí el ZX regalé un montón de originales y sólo me quedé con aquellos que recordaba con más cariño (Firelord, The Great Escape, Exolon, ...) y que aún conservo.
El ocaso de los 8 bits y el auge de los 16, hicieron que el Spectrum fuera dejándolo de lado, enfocando mi interés en esa maravilla que Commodore adoptó con el nombre de Amiga. MH fue languidecendiendo en favor de la Micromanía tamaño periódico.
Hoy soy consciente que sin la ayuda de mi querida abuelita no habría nunca disfrutado de un Amiga: 150.000 ptas del ´89 que incluían el monitor 1084, me convertía en un privilegiado, porque era una cantidad de dinero brutal, tanto como aquella maravilla lúdica que aún hoy sigue dejándome extasiado con sus lucecitas de colores. Canela en rama.