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SHSM sorprende al principio porque no muestra casi patrones conocidos de los que alimentaron capítulos anteriores. Además introduce novedades nunca vistas y que te obligan a resolver la historia de una forma un poco distinta.
SHSM diferencia muy claramente la acción de la investigación. Demasiado claramente diría yo, tanto, que le hace perder ese factor sorpresa al entrar en las habitaciones o visitar lugares nuevos del pueblo. Los momentos de acción se convierten más en momentos estresantes que terrorificos, y van perdiendo ese factor sorpresa que al principio te hace sudar de lo lindo. Están bien resueltos, pero son demasiado simples en su ejecución y se vuelven repetitivos, porque al final, solo puedes hacer una cosa: Correr (aunque existe la posibilidad de esconderte en armarios a lo ClockTower, donde no tienes garantizado tu total protección). Y no, no llevaremos armas, salvo las escasas bengalas que encontraremos a lo largo de nuestro camino. Puede sonar terrorífico, pero mal llevado a la práctica no lo es apenas.
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El juego adapta lo que nos muestra según nuestras decisiones. Y aquí es donde pide rejugarlo, para saber bien lo que eso significa.
Si en general, SH son juegos más o menos lineales, SHSM no lo es ni más ni menos, es completamente lineal. Tanto, que no podremos pasear por el pueblo con entera libertad, ni visitar nada que no tenga un fin final en nuestro recorrido.
Desde el punto de vista técnico, los graficos cumplen lo justo, pero la PSP dá para mucho más. Y la música de Yamaoka sigue estando ahí, lo que es de agradecer.
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