Si existiera una escuela que enseñara a programar videojuegos,
Match Point estaría en el temario de cómo se crea jugabilidad y adicción a partir de sencillas representaciones de la realidad. Porque todos reconocemos en la imagen un partido de tenis simulado.
Pero sólo probándolo te das cuenta que esos movimientos y efectos de la pelota son dignos algoritmos matemáticos que merecen un sobresaliente.
Me he viciado en PSP y
FUSE, mucho más de lo que lo he hecho con juegos actuales de la portátil de Sony.
Del '85 y de Psion, para quitarse el sombrero y continuar con una solemne y merecida reverencia.