28 febrero 2018

Retro Flash: Hardware que marcó mi vida (III)

Amiga fue un punto y aparte. De hecho estaba tan cansado de todo lo relacionado con Spectrum que me deshize del hard y algunas cintas. Cierto es que guardé muchas cosas de aquella época y que aun conservo en un estado cuasi-envidiable (algunas cintas y sobre todo todo una Microhobby casi salida del kiosko).

Amiga arrasó con todo, y me dí cuenta de que aquello me seguía gustando. Y hasta hoy.

Las cosas cambiaron mucho con respecto a los años anteriores. Amiga funcionó bien a la primera y sólo recuerdo un paso por el taller en relación al desgaste de la disquetera, por lo demás un tanque.

El 1084 aun no siendo estereo, se veía de narices y no hacía más que alucinar tras meterle un disco tras otro.

Y también se puede decir que me pasé al lado oscuro definitivamente (bastante probable que esta fuera la actitud la que llevó en cierta manera a la desaparación de la máquina tiempo después: Todo lo que adquiría era pirata, todo.)

Menos un disquette con el Purple Saturn Day que pillé en ECI, nada original volví a comprar. Una pena, sobre todo viniendo de Spectrum donde 'ser original te costaba muy poco'.

Es cierto que lo juegos de Amiga eran algo caros, pero tener solo 1 era quizá demasiado para justificarlo. Además tampoco es que en aquel tiempo manejase pasta, que no, es que por mi casa, se seguían viendo los videojuegos como entretenimiento para niños y, digamos, que se terminó convirtiendo en 'ocio oculto'. La que se montó cuando llegó el paquete de la ampliación de memoria de 512K fue antologico, a pesar de ser comprado con mis ahorros ...

Era muy facil copiar en Amiga. Con XCopy solo tenía que meter la versión crakeada del original y tenías en apenas unos minutos, una copia exacta en el disquette virgen. Digital, no analógico como las cintas de cassette.

Al principio contacté con gente que trabajaba en oficina (no recuerdo cómo ni donde) que basicamente me hacía una copia por 500ptas/disco (incluido). Si tenemos en cuenta que los discos costaban unas 100ptas (880kb DD, doble cara doble densidad) el resto se lo llevaban por su cara bonita. Apenas contacté con esta gente un par de veces, no me gustaban, uno copiando y otros dos riendo las gracias por lo bajini ... a pesar de todo, valió la pena, porque conseguí Shadow of the Beast y me lo pasé en grande.

Nadie tenía un Commodore Amiga en mi entorno, era un privilegiado y no lo sabía.

Luego un amigo de un familiar se unió, así como un contacto de Lugo con el que me carteé tras obtener la dirección en un juego que había modificado. También apareció AIDP, pirata en toda regla, que te mandaba las copias por correo contrarrembolso (500 ptas/disco) y al que le compré unas cuantas cosas cuando nadie me suministraba nada de material.

Nada llegó hasta hoy en día, salvo los disquettes piratas con menos valor que una moneda de madera en tiempo de bucaneros. Ni amistades, ni aficiones compartidas, ni cualquier otra cosa.

Fue un época extraña, porque jugaba mucho, pero no lo compartía con nadie más.

Y jugué a muchísimos juegos, muchos más que en Spectrum. En ocasiones llegaba a casa con varias cajas de 10 disquettes llenas de software. Y cuando tenía un momento, más pronto que tarde, comenzaba el ritual de probar todo aquello. Felicidad extrema. Amiga fue y es lo mejor que me pasado en lo que se refiere a consumo de ocio. De aquellos años recuerdo muchas horas de estudio y mucho Amiga para descansar. Compré unas cuantas Micromanías en versión periódico, que conservo, pero ya sin la repercusión que tuvo antes MH.

Visto en perspectiva, la época de Spectrum fue considerablemente más 'productiva' y quizá esa es la razón de por qué tengo un mejor recuerdo de todo lo que aprendí con la máquina de Sinclair. Amiga fueron sólo juegos (pero qué juegos, por Dios!).