
Su diseño es simple, pero inolvidable (siempre recordaré al gordo de Willy con su sombrero pasando pantallas de un lado para otro, intentando no caer en las muchas trampas mecánicas que hacían peligrar su tranquila existencia).
Es un juego de plataformas en toda ley. No recuerdo haberlo teminado nunca, pero hay tantas pantallas que, por visitarlas todas ya te divierte, aunque no consigas nada.